Se trata de un tratamiento de los conductos radiculares o raíces del diente, en el que se procede a la extracción total de la pulpa dental.
Anamnesis o preguntas guiadas por el profesional, para averiguar cómo es el dolor qué siente, dónde se localiza, con qué intensidad lo nota, si puede calmarse aplicando frío, Todo encaminado a hacer un buen diagnóstico y a aplicar el tratamiento correcto. Además, se realizan radiografías para verificar el estado del diente y para ver cómo es su anatomía (longitud de las raíces, estado de las mismas…).
la anestesia que se utiliza en este tipo de intervención es local, afectando solo al diente a tratar y a la zona de alrededor. Es importante que en el momento de la anestesia no exista ninguna infección o inflamación en la pieza para que ésta actúe de forma correcta. De existir infección, la intervención deberá posponerse y se recetará al paciente la toma de antibióticos y antiinflamatorios, en caso necesario
se realiza un agujero en la corona del diente mediante el cual se accede a la pulpa para su extracción y se aísla el diente de todo el organismo
Procedimiento de limpieza de los conductos para dejarlos asépticos o limpios.
Fase de sellado del diente, a través del cual se cierran los conductos que se han limpiado, dejando la pieza plenamente insensibilizada.